¿A que se le llama seminario?

El revisionismo histórico se hace imperioso al tratar de entender la realidad que nos circunda.

La única fuente de capacitación real durante más de la mitad de la existencia del Taekwon-Do fundado por el General Choi Hong Hi, era el Instructor del alumno. Esta relación directa  permitía no alimentar dudas y la permanencia de un sistema marcial vertical sin dobles discursos. Desde el punto de vista literario, la aparición del libro publicado por el Fundador de la disciplina contribuía a corroborar la información que se recibía del Instructor. Muchos alumnos se quedaban solo con lo recibido del instructor y no consultaban la literatura.

La aparición de los campeonatos nacionales e internacionales permitió un intercambio de experiencias con las diferentes metodologías de enseñanza a nivel global que fueron modificando con el correr del tiempo el anterior sistema utilizado. No obstante, cabe aclarar que aun así todos los sistemas pedagógicos guardaban una marcada dependencia con el arte marcial y su fundamento en la defensa personal.

La principal diferencia consistía en la interpretación que se le daba a las distintas técnicas que estaban incluidas en las formas, que por entonces y ante la no proliferación de altas graduaciones solo se enseñaban 15 o 16. Si bien el desarrollo de estas estaba sujeto al patrón único que alimenta las 24 formas, las más avanzadas no se ejecutaban por la no existencia de grados que exigiesen su desarrollo.

La confrontación deportiva internacional trajo aparejada una discrepancia en la biomecánica de las técnicas que se ejecutaban en la competencia de formas, poniendo al sistema en alerta con el interrogante de cuál era la manera correcta de hacerlas. La palabra del Instructor directo empezó a encontrar preguntas que difícilmente podrían contestarse debido a un criterio que presentaba ciertas diferencias a nivel internacional. El General Choi que por entonces tenía que solucionar la sistemática usurpación de su arte y ante la discrepancia biomecánica existente en los eventos internacionales, delegó en varias oportunidades a Maestros Coreanos en la tarea de aunar razones en los países miembros para lograr unificar la interpretación técnica. Si bien esto ayudó en ciertos aspectos, en no pocas ocasiones también contribuyó a incrementar la diversidad de criterios. En estas circunstancias se llega a fines de los años 80’s.

Esta realidad trajo aparejada la necesidad cada vez más marcada de unificar un criterio interpretativo y de biomecánica que fuese utilizado a nivel global sin dobles definiciones. Es evidente que la única persona para tal tarea era el propio fundador de la disciplina, que comenzó a desarrollar seminarios de Taekwon-Do en términos inequívocos. Su Enciclopedia de 15 volúmenes que pormenorizaba fotográficamente la ejecución de los movimientos, contribuyó a respaldar la tarea.

Según el diccionario, un seminario es una clase o sesión donde se reúnen la máxima autoridad o fuente de conocimientos de la materia a tratar con los discípulos, para realizar trabajos investigativos o unificar criterios sobre un tópico determinado. En el caso que nos ocupa el General Choi instruía sobre la correcta ejecución de cada una de las técnicas que componen el Arte por él fundado, muchas de las cuales están incluidas en las 24 formas que lo componen. El desarrollo pormenorizado de cada uno de los movimientos permitió durante los años 90’s despejar dudas a nivel mundial sobre la correcta ejecución y utilidad práctica de estos, tornando más equitativa la competencia entre los distintos países que componían la entidad internacional que él presidia.

En ningún momento el General Choi discursaba sobre la faceta deportiva y mucho menos sobre la manera de llevar a cabo el aspecto combativo. El espectro táctico y estratégico que alimenta esta faceta es tan amplio que dictar clases sobre el particular era considerado por el propio Fundador como una falta de experiencia ya que no contribuye a la evolución del estudiante ni del profesor presente. El proponía que cada lugar de enseñanza dictase su modo de encarar esta faceta del arte cuyos conceptos deben ser indicaciones individuales y no generales como suele verse porque cada persona es diferente.

Hasta la unificación de criterios técnicos en manos del General Choi y que fuesen llamados seminarios por la relación pedagógica directa con la máxima autoridad en la materia, lo que los demás maestros Coreanos por él delegados trataban, se los catalogaba de cursos especiales de entrenamiento. Este concepto tiene vigencia hoy día frente a la proliferación de maestros de distintas nacionalidades y grados.

Para ser llamado seminario se necesita información que evite cualquier duda sobre su interpretación.

En una institución seriamente constituida, una sola voz elegida y acordada por el consejo de Maestros, puede dictar seminarios.

En este contexto, dar seminarios sin ostentar el máximo grado de información o sin ejercer como la autoridad técnica, es simplemente un atrevimiento de jerarquías que no han entendido el lugar que ocupan. El grado y el conocimiento deberían ir de la mano, sin embargo en la actualidad no es así. Estos altos grados dan solo una clase de entrenamiento donde hablan de patadas y puñetazos en encuentros deportivos.

Todas las reuniones que tratan los aspectos combativos, no aconsejados por el propio fundador, revisten carácter de clases especiales solamente.

Pero claro, es muy difícil colectar el costo que se puede pedir por un seminario cuando lo que se dicta  es solo una clase de entrenamiento.

SGM Ricardo Desimone  

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