El triunfo de la negación

Después de repetir hasta el hartazgo que hay más de 47 entidades que utilizan la misma sigla para sobrevivir y desarrollar sus actividades, concluyo que todas ellas lo utilizan como método de supervivencia haciendo uso de la gallina de los huevos de oro. Este es el peor daño que pueden hacer al legado del Fundador de la disciplina.

Dividir para reinar es el viejo dicho. Hoy en día, el reinado del Taekwondo Olímpico no tiene discusión debido a la división interna del arte creado por el Gral. Choi Hong Hi en abril de 1955.   En las innumerables veces que he actuado como su traductor en entrevistas y seminarios, el General Choi no perdía oportunidad de enfatizar que, al contrario de otras artes marciales, el suyo era único.

Lo mismo se hacía en todo el mundo. La verticalidad no era sólo un orden jerárquico, sino también una condición de conocimiento. Tal afirmación era comprensible porque él no tenía doble discurso ya que la biomecánica de su proceder era coincidente. Como ejemplo máximo,  todos tuvieron las actuaciones del Fundador en persona.

Las entidades que se llaman a sí mismas su representación fueron las que dañaron esa unidad y forzaron su atomización para decir acá estoy yo.

Quienes no lo apoyaron en tiempos difíciles manteniéndose fuera de las entidades oficiales reconocidas por él, hoy son líderes de organizaciones que se llaman a sí mismas su representación.

Su discurso biomecánico único está hoy distorsionado por personas que en aquellos tiempos no fueron mencionadas jamás por su conocimiento en esa área. Estas personas son las que han producido la disparidad que nos abruma.

¿Qué hacer con este desalentador panorama? Pues unificar una técnica única, un protocolo y un solo discurso deportivo.  Tenemos que rescatar la propuesta original del General Choi: “el Taekwon-Do es un arte marcial con un área deportiva” y no al revés como lo es hoy.

Estábamos seriamente en desacuerdo sobre el comportamiento de la WTF y terminamos haciendo lo mismo. Es más fácil tratar de unificar el Taekwon-Do del General Choi que buscar una fusión con aquellos que han demostrado hasta el agotamiento su deseo de no hacerlo.

Con esta división interna, es posible que el Taekwondo Olímpico esté manejando placenteramente sus actividades sin ninguna presión porque ¿con cuál de las 48 entidades que dicen ser un representante del Gra.l Choi’s hablarían?  Creo que hay suficiente capacidad, experiencia y jerarquías con las condiciones requeridas para intentar unificar un criterio único.   La dificultad es aceptar que la unificación no está obstruida por razones técnicas, sino por motivos económicos y políticos.

Todos se rasgan las vestiduras y declaman lo maravilloso que sería un solo Taekwon-Do con un ala olímpica, hasta que se confirma que tienen que llevarlo a cabo. Entonces aparece en escena lo que cada uno perdería económica y políticamente y en sus posiciones de poder, para guardar de nuevo en un cajón los sueños unificadores.  Con esta realidad innegable que nos cobija, hay elementos que es necesario recordar para evitar confusiones, malentendidos y falsas expectativas en manos de traviesos oportunistas:

  1. a) No existe un legado escrito que determine con nombre y apellido a un heredero del arte marcial llamado Taekwon-Do.
  2. b) Está establecido por escrito en las memorias del Fundador de la disciplina y en su literatura, que la humanidad es la heredera de su creación y no ninguna persona, país o régimen en particular.
  3. c) Que el único heredero real es el practicante y en sus manos estará o no, la construcción de la entidad que contiene la disciplina tal y como fue ideada por su creador sin modificaciones caprichosas.

Comprender plenamente lo que se ha dicho nos permite ver claramente la realidad que nos rodea. Durante 29 años (1973 a 2002) el fundador de la disciplina luchó con uñas y dientes para mantener su creación en una sola pieza y demostrar que su nombre y solo su nombre había sido usurpado.

Tras su fallecimiento comienza una atomización gradual pero tenaz que no necesitó al viejo adversario político para destruir su obra; esto ocurrió en manos de la economía y la ambición personal.

Quienes dicen ser sus defensores son precisamente sus destructores. En resumen, es el triunfo de la negación.

SGM Ricardo Desimone

Para estar actualizado no deje de leer las notas anteriores