Sin duda, grandes ventajas derivan de las artes marciales. Estas Artes se diferencian en su origen, su filosofía y su biomecánica. Desde un punto de vista anatómico, orgánico y psíquico, es posible encontrar e incorporar muchos beneficios con su práctica. Sólo me referiré al Taekwon-Do como un arte marcial con un innegable aumento demográfico en los últimos treinta años. Esta evolución incluye una diversidad de situaciones impensables hace mucho tiempo. Su Fundador enfatizó hasta la saciedad en cada seminario, entrevista o reportaje que tuve que traducir, que el Taekwon-Do es un arte marcial y no un deporte.
La Disciplina tiene una faceta deportiva que permite al público en general obtener información sobre el Arte mediante la realización de competencias en aspectos determinados de su composición. Su desarrollo es más completo e importante en su conjunto que lo que normalmente se ve en el campo de la competencia. En el área deportiva todo es relativo y efímero. El campeón solo lo es en ese torneo o campeonato; para serlo de nuevo debe pasar por el mismo proceso eliminatorio, al igual que los otros competidores y en la mayoría de los casos el resultado no es el mismo.
Sin embargo, la creencia generalizada es que una vez que fue declarado campeón, es un campeón para siempre, eternizando un logro deportivo efímero y a menudo sobredimensionado por el elegido en esa ocasión. Para entender verdaderamente la limitada importancia de este logro, es necesario recordar que las artes marciales están libres de peso, sexo y edad porque la defensa de la integridad física sólo reconoce como ganador a quien salvó el pellejo.
El Arte en sí mismo es un todo que incluye en su composición un protocolo, una filosofía, un manejo físico y una condición psíquica que lo caracteriza y distingue. Su protocolo impone sin distinción de sexo o condición social una línea de comportamiento y respeto por el otro, la condición necesaria para impulsar al otro a devolvernos tal consideración. En el otro está involucrado todo ser humano con quien tenemos que relacionarnos. Respetar y ser respetado es el orden a seguir. Incluimos en ese respeto EL SEGUIMIENTO DE LAS REGLAS que impone el arte y la sociedad en la que estamos integrados. Ambos nos dicen que cada transgresión degrada y ensucia el protocolo que aceptamos respetar y que nos honra.
Cuando apelamos a ser promovidos por el camino fácil o antes del tiempo establecido en el protocolo, lo estamos transgrediendo y nos auto engañamos. La filosofía también fue burlada. El rendimiento físico no puede responder porque no hemos respetado los tiempos requeridos para la maduración del conocimiento y finalmente nuestra condición psíquica se ha debilitado por la culpa de la acción que hemos tenido. Una impostura… que sólo es un fraude disfrazado de verdad.
El tiempo, la experiencia y el grado van de la mano, por lo que el arte iguala hacia arriba. La impostura iguala hacia abajo.
¿Es esto lo que sucede cuando alguien usurpó un título que aún no le pertenece? Sí, pero no dicen nada porque no les importa, su objetivo nunca ha sido el Arte sino la bonanza económica que puede traer. Los grados son en esa loca carrera económica un paso necesario para engordar el bolsillo y el ego, no el conocimiento. Ausente está el protocolo que el impostor no sigue pero exige, la filosofía que enuncia pero no respeta y el dominio psicofísico que no tiene pero del que se jacta.
El Fundador de la disciplina estableció reglas a seguir y los tiempos adecuados de las categorías que las representan. Su ausencia física ha permitido que la impostura haga de las suyas. El mayor grado del Arte ya no se concede como él estableció, por un comité compuesto por nueve miembros de las más altas jerarquías de la Entidad de que se trate, sino que se otorga por una sola persona que trabaja de Dios y reparte cartones a su personal criterio y conveniencia.
Puede ser que el grado más alto del arte ya no sea el 9o. Dan, sino que también se puede otorgar el 10mo. Sólo ese Dios que promueve desde su infinito beneplácito y conveniencia económica sabe cuántos otros Dan por encima del 10mo. serán reconocidos. Pero cuidado, esto sucede con la complicidad necesaria de quienes lo reciben y se adscriben con su complacencia a tal burla.
La graduación más alta en Taekwon-Do ha sido, es y será el 9o Dan. Las razones de esta regla ineludible a seguir están sobradamente explicadas en las páginas 91 y 92 del Volumen 1 de la Enciclopedia de 15 volúmenes escrita por Gral. Choi Hong Hi.
Cuando se menciona su nombre y se usa su foto, se está obligado a usar sus reglas, biomecánica y protocolo. El impostor hace lo contrario; nada ni nadie se lo impide.
Si ese es su deseo, no use entonces el nombre de Taekwon-Do para hacerlo, tenga el coraje de inventar el suyo propio que contenga en sus usanzas ese tipo de procederes. Adeptos va a tener; son los mismos que han estado dispuestos a reconocer como válido a ese dios repartidor de cartones.
Senior Grand Master Ricardo Desimone
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