Siempre ha existido la forma vacía, esa ejecutada por gran cantidad de practicantes en busca de una perfección estilística de difícil utilidad práctica.
En la confección de las formas intervienen una serie de factores que muy rara vez logran ser tenidos en cuenta.
En Taekwon-Do el General Choi su fundador y desarrollador indiscutible, incluyó cantidad de detalles en la confección de las 24 formas que alimentan parte de su arte. Desde el simbolismo hasta la cronología que ilustra fechas significativas de la Corea ancestral; las personas que alimentaron su historia, incluyendo en la cantidad de los movimientos y el diagrama a seguir fechas significativas alusivas a estos personajes. Sin embargo y mas allá de lo encomiable de este resumen histórico esta la manera de ejecutar todos y cada uno de los 970 movimientos involucrados, muchos de ellos repetidos, algunos simétricamente y otros no.
¿Que esta estructura ha evolucionado? sin ninguna duda que sí, pero solamente en manos de su Fundador. Lo hecho a posteriori de su fallecimiento ha sido solo el delirio de quienes se consideran a sí mismos más papistas que el Papa, siendo en el fondo la mayoría de ellos no creyentes para sintetizar lo elíptico de la frase.
El uso del cuerpo por parte del alumnado también ha cambiado. Hoy las ejecuciones son mucho más artísticas, mas controladas. También son más generalizadas esas elocuentes realizaciones incentivadas por la necesidad de ocupar lugares destacados en los innumerables torneos donde deben ser lucidas.
Se ha hablado hasta el hartazgo acerca del enfoque deportivo del arte y la poca orientación hacia el aspecto marcial. Pues bien, esta moda ha influenciado de manera muy marcada la ejecución de los movimientos, que mas allá de existir una variedad biomecánica estimulada por la ausencia de una única entidad regente, se ejecutan con marcada ausencia de intención y faltos de potencia.
La obsesión por cumplir con el detalle impuesto en los “seminarios” dictados al respecto, ha construido una intencionalidad en la ejecución totalmente disociada del verdadero sentido de los movimientos.
En otras palabras la mente del ejecutante está enfocada en cumplir los detalles y no en la utilidad práctica del movimiento.
Entre las tantas cosas que alimentan la estructura de las formas (simbolismo, historia, diagrama y su biomecánica) está el porqué de cada movimiento. El estudio de este detalle permite relacionarse con la intención que su creador supo darle a todos y cada uno de los movimientos. Sin esto estamos solamente ejecutando un show coreográfico, en ocasiones atractivo pero vacío de contenido. La pregunta a hacerse es la siguiente: cuando estoy ejecutando una forma lo estoy haciendo para satisfacer al gurú que dictó el último seminario o lo hago para mejorar mi efectividad en la defensa personal, porque de eso se trata, de defensa personal o ¿esto es cosa del pasado?
Es también curioso que los capitostes que dictan las nuevas reglas a seguir hayan obviado el detalle de partir desde un punto y retornar al mismo y exacto lugar como lo indica la norma y el diagrama. Este importante detalle los llevará a corroborar si la biomecánica es la correcta o no, porque si no lo es, al punto de partida usted no vuelve.
Las formas son una manera entre otras de entrenar movimientos para la defensa personal frente a varios adversarios, difíciles de poder hacer en el combate libre deportivo que está diseñado solo contra un oponente y con un sinnúmero de restricciones reglamentarias.
El estudio de las formas permite mejorar notablemente el manejo corporal y los ángulos en las ejecuciones de ataques y bloqueos, desde el piso y desde el aire. Se entiende que todos y cada uno de los movimientos está diseñado para defender la integridad física de su ejecutante, por lo tanto deben ser ejecutados con naturalidad, ausencia de rigidez y máxima potencia. Las ejecuciones coreográficas que no contemplen este pensamiento solo alimentan la forma vacía, construida solo para satisfacer el criterio de los ocasionales jueces del próximo torneo al cual se irá a participar.
SGM Ricardo Desimone
Para estar actualizado lea nuevamente las notas anteriores