¿Es nuestro cuerpo autónomo?

Cuando la confrontación es inevitable, se dice que la eficacia en la defensa personal depende largamente de no pensar nuestras acciones. Esto significa que debemos actuar en función de actos reflejos. Los reflejos se activaran en base a un estimulo dado. El estimulo es en ocasiones el movimiento que produce el eventual oponente. No obstante, también funcionará como estimulo la actitud previa que tal oponente tenga y que permitirá avizorar una posible agresión por parte del o los adversarios. Claro que para que nuestros reflejos puedan responder al estimulo descrito, tiene que haberse incorporado una cantidad considerable de mecanismos que posibiliten actuar defensivamente o anticipar la acción ofensiva.

En ambos casos tendremos que haber repetido incansablemente todos y cada uno de los mecanismos que nos permitirán actuar en tal sentido. El mayor bagaje de tales técnicas o movimientos los encontraremos en las formas o Tul.

Distintos ejercicios de enfrentamientos preestablecidos nos permitirán entrenar y perfeccionar esos mecanismos con un adversario o adversarios, de manera tal que podamos ajustar el uso del tiempo y distancia de los mismos. Como bien dijese, los ejercicios serán preestablecidos porque la repetición es el único mecanismo posible para que tales movimientos o técnicas se incorporen y con el tiempo podamos contarlos entre nuestros reflejos. El proceso no es rápido pero es inevitable.

Ahora bien, si nuestros movimientos instintivos dependen de la incansable repetición para su eficacia, debemos ser cuidadosos en la calidad del movimiento o biomecánica que vamos a repetir. En el caso del Taekwon-Do fundado y sistematizado por el Gral. Choi Hong Hi, cada técnica tiene un solo destino y todas y cada una de ellas está biomecánicamente apoyada en las leyes de la física y la cinética del movimiento para producir la máxima potencia.

Con la repetición, el tiempo y la perseverancia lograremos incorporar como acto reflejo una variedad interesante de mecanismos que podremos usar para la defensa personal.

Lo dicho precedentemente nos impone ser cuidadosos con cada una de las técnicas y su biomecánica, las  que incorporaremos como ya se ha dicho, a base de repetición y constancia. Por lo tanto, la información que obtengamos para tan importante logro debe ser precisa y probada.

El medio lógico para que la información cumpla con tales requisitos es que provenga de quien posee el conocimiento teórico/practico para ello.

Si la información es solo teórica no sirve porque no tiene comprobación; lo cual invalida la información recibida en muchas ocasiones por parte de quienes nunca han puesto en marcha tal información, solo han leído acerca de ella. Si es solo práctica, tiene un valor diferente y mejor, pero no tenemos la seguridad del cumplimiento de los parámetros biomecánicos que nos asegurarán la generación de la máxima potencia y eficacia. Es necesario desarrollar la máxima potencia que nuestro cuerpo puede generar porque es imposible saber el tamaño del ocasional adversario o adversarios. En definitiva necesitamos contar con un medio de información que contenga ambos aspectos. Para ello el sistema tiene un lugar otorgado llamado Instructor. Cada vez que se emite una orden o directiva que no cumple con lo sistematizado y señalado por el Fundador de la disciplina, se está tergiversando su legado.

Cada vez que se modifica alguno de los mecanismos por él establecidos, se está cambiando el destino del mismo y se está induciendo a ser ineficaces en nuestros actos reflejos para la defensa personal.

La pluralidad de versiones de una misma técnica, como actualmente ocurre, produce dudas, errores y falsas creencias sobre un mecanismo que fue diseñado para una utilidad única. Libros, enciclopedia y filmaciones de quien fundara el Taekwon-Do, hacen que sea inentendible la existencia de la actual diversidad biomecánica.

Si esa variedad solo afectase el aspecto coreográfico, no sería correcto pero… podría quedar en el anecdotario de la identificación de una política de venta institucional. El problema es que la diferencia en la ejecución no es solo coreográfica sino que afecta la eficacia del mecanismo, que fue diseñado para la defensa personal y no para un lucimiento corporativo. En resumen, nuestro cuerpo no es autónomo, su movilidad depende de la orden psíquica emitida, la que a su vez actúa en función de la información recibida; por lo tanto, hacer modificaciones o informar incorrectamente es inducir a errores con graves consecuencias.

Senior Grand Master Ricardo Desimone

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